COPA ARGENTINA 2011-2012

jueves, 7 de julio de 2011

OPINION: ¿A qué jugamos cuando no jugamos a nada?

Santa Fe (Por Emiliano Rodríguez, enviado especial de la agencia de noticias NA) -- Un escenario insólito y hasta melodramático quedó planteado para el futuro inmediato de la Selección argentina en la 43ª edición de la Copa América de fútbol después del fiasco que
protagonizó ante Colombia en esta ciudad.
En el impecable estadio de Colón, los plateístas se tomaban la cabeza al grito de "no jugamos a nada", en los minutos finales del partido, antes de que el árbitro brasileño Salvio Fagundes se apiadara de las 32 mil almas argentinas que colmaron las tribunas y diera por concluido el match.
Luego, una silbatina ensordecedora, triste, acompañó la salida del conjunto nacional de la cancha y los aficionados locales se perdieron en la noche santafesina, preocupados, con el programa del torneo en la mano y enfrascados en especulaciones y cálculos sobre el devenir del equipo.
Argentina, que terminó pidiendo la hora anoche frente a rival que mereció la victoria, quedó sumergida en una realidad impensada a comienzos del certamen, después de su empate 1-1 en el debut ante Bolivia y la igualdad sin goles en el partido ante Colombia por el grupo A del torneo.
Ahora, los dirigidos por Sergio Batista están obligados a vencer el próximo lunes a Costa Rica en Córdoba para no depender de terceros en su lucha por evitar lo que sería un fracaso
histórico, en caso de que el equipo tenga que despedirse de la competencia sin poder avanzar a la siguiente ronda.
Resulta incluso tragicómico pensar que la Selección, con todas sus estrellas y el mejor jugador del mundo en el plantel, como Lionel Messi, pueda quedar eliminada en la primera fase de la Copa América 2011 frente a un conjunto juvenil y prácticamente amateur como el que trajeron los caribeños al país, conducidos por el argentino Ricardo La Volpe.
Y encima jugando en casa...
.
Hora de cambiar.
Con la presión de ganar o ganar y la calculadora en la mano, cuando muchos suponían un camino sin obstáculos hacia los cuartos de final, el resultado que ahora obtenga Argentina frente a Costa Rica, sumado a lo que ocurra en otros grupos, planteará un abanico de posibilidades para el equipo.
Es que la Selección podría cruzarse con Uruguay, Chile e incluso batirse a duelo con Brasil en la siguiente fase, en caso de que finalice en el tercer puesto en su grupo, es decir, que logre pasar de instancia con los pantalones en la mano.
Además de sembrar dudas en propios y extraños, el rendimiento de Argentina en sus dos primeras presentaciones en el torneo puso en evidencia la necesidad de cambiar, porque Messi no rinde y el equipo definitivamente no funciona con el sistema de juego 4-3-3 que propone Batista.
La Selección modificó ligeramente su esquema con la llegada de Batista en reemplazo de Diego Maradona como técnico. Sin embargo, el equipo luce en el comienzo de su primera cita oficial después del Mundial 2010 con una imagen similar a la que mostró en su última presentación en Sudáfrica: desorden, falta de juego asociado y un Messi apagado.
"Checho" Batista insiste en ubicar a Messi como número 9, o al menos así lo planea. Lo cierto es que del boceto no coincide con la realidad cuando los jugadores lo llevan a la práctica y
entonces, como ocurrió frente a Colombia, el astro del Barcelona español casi no pisa el área.
Da la sensación de que Argentina necesita otra clase de
centrodelantero, ¿por qué no Gonzalo Higuaín? Además, el entrenador debería replantear la función que cumple Esteban Cambiasso como rueda de auxilio de Javier Mascherano y al mismo tiempo nexo alternativo entre el medio y el ataque, alternando con Ever Banega en esa función.
Cambiasso está desperdiciado, al igual que Ezequiel Lavezzi corriendo junto a la línea de banda y sobre todo Messi, quien pierde casi toda capacidad de desequilibrio cuando baja hasta el círculo central a buscar la pelota y desde ahí tiene que recorrer  más de 30 metros con el balón hasta llegar al borde del área, en caso de apostar por una maniobra personal.
Messi necesita otra clase de socio. Batista seguramente lo sabe y sus dirigidos también. Es hora de cambiar: "No es que tengamos problemas en la delantera o en alguna línea en particular. No le estamos encontrando la vuelta a los partidos, no estamos jugando bien", expresó Carlos Tevez al término del encuentro frente al conjunto cafetero.
Los amistosos que jugó la Selección en el comienzo de la era de Batista parecen haberse convertido en un mero espejismo ahora, en este desierto de incertidumbres por el que deambula el equipo, y la silbatina de anoche dejó en claro que algo se rompió entre la gente y sus ídolos.
"Sabemos que el nivel de juego es menor del que todos nos imaginábamos. Es una realidad", admitió el defensor Gabriel Milito, mientras que el experimentado Javier Zanetti acotó: "Lo
bueno es que dependemos de nosotros".
"Una vez que ganemos y que tengamos la clasificación, ahí va a empezar la Copa América para nosotros", agregó Zanetti.
Claro, es ilógico que las chances de Argentina deban correr riesgo frente a Costa Rica. Pero "jugando a nada" es poco probable -también- que la Selección pueda avanzar mucho más allá de su próximo compromiso en busca de terminar con una sequía de títulos que data desde 1993 (18 años).

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