las miradas se posaron sobre él por cuestiones extrafutbolísticas, pero supo como llevar a cabo la situación y en silencio fue una de las figuras del certamen continental.
Forlán, quien estaba en la mira tras suspender su casamiento con la argentina Zaira Nara, pero desde que llegó se abstuvo de responder ante cada pregunta tendenciosa relacionada con su
vida privada y se propuso ser el vencedor ante la atónita mirada de muchos.
De esta manera y sin faltarle el respeto a nadie, el delantero uruguayo sacó su profesionalismo a relucir y se metió de lleno en la Copa América acompañado por el resto del plantel "charrúa" y por el entrenador Oscar Tabárez, quien es como un padre para el jugador.
Forlán fue de menor a mayor en la competencia continental y, si bien en los primeros partidos no convirtió goles, fue muy importante para el elenco uruguayo que se adjudicó la Copa
América por décimoquinta vez en su historia.
La buena fortuna que acompañó el estilo y buen juego del atacante e hizo que el futbolista del Atlético de Madrid vaya teniendo en cada partido mejores actuaciones.
Hasta que llegó el partido con Argentina y todas las miradas fueron para él, quien salió victorioso tras tener una buena actuación y haber logrado el pase a las semifinales de la Copa
eliminando justamente al seleccionado del país de su ex novia.
A esta altura ya su imagen había cambiado y en la final el delantero demostró otra vez su profesionalismo y sacó a relucir lo buen jugador que es marcando dos goles y siendo quien manejó los hilos de una selección uruguaya merecidamente campeona.
De a poco y en el más absoluto silencio le ganó a las críticas, a los comentarios malintencionados y a muchas otras cosas más que se dijeron de él y solo lo logró por poner delante su respeto ante las situaciones adversas.
Forlán fue una de las figuras de la Copa América y bien merecido lo tiene.
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