"Ahora no importa cual sea el rival. Sea el que sea, tenemos que ir con todo a la final", decía el atacante de Lazio, hablando en alta voz en diferentes puntos de la zona mixta donde
gentiles, se detuvieron varios de los integrantes del plantel celeste.
Prácticamente no hubo uno que no se detuviera a hablar frente a multitudes de reporteros que poblaban el sector, como si fuese una peatonal transitada como Florida, en la Capital argentina, pero allí hubo tiempo para todo.
El arquero Fernando Muslera, por ejemplo, hasta llegó a arreglarle el pelo a una notera rubia, en un breve "sketch" al que fue invitado por sus entrevistadores.
González mientras tanto, no salía de su asombro y recordaba todo el sacrificio que había hecho para quedar en la lista definitiva de la Copa América.
Evocaba también todo lo que había vivido "con la gente" durante el Mundial de Sudáfrica cuando no había formado parte de la delegación, pero resaltaba que esa experiencia también fue fuerte y positiva, porque vio la alegría de su pueblo.
Cerca de allí, el defensor Sebastián Coates valoraba el fruto de un proceso que en el fútbol uruguayo viene desde los juveniles sub 17, mientras que González resaltaba la cantidad de
jugadores buenos que tiene su país dispersos por el mundo.
"Uno de nuestros secretos es que formamos un grupo espléndido y toda la buena onda y el conocimiento que tenemos entre nosotros es lo que se ve después en la cancha", explicaba
González.
Apodado "El Tata" o "Alvarito", este futbolista que acredita un paso por Boca, decía que los uruguayos han dejado todo en esta Copa y que han jugado con responsabilidad y enfatizaba: "Sabemos la camiseta que vestimos y conocemos la historia que encierra".
"Hay otra cosa. Acá vinimos por la Copa. Esta camiseta nos pide que salgamos campeones, no sólo la parcialidad", dejó en claro Álvaro Rafael González Luengo.
Dijo que anoche, el campo del Estadio Ciudad de La Plata, dificultó un poco más el juego a un equipo que llegaba desgastado tras la batalla con la Selección Argentina en Santa Fe.
Y del partido frente a Perú resumió: "El segundo gol y la expulsión terminaron por dejarnos tranquilos para manejar el partido".
Finalmente, se despidió con cordialidad, con rumbo a los brindis que iban a ser el único momento de festejo que se iban a permitir antes de la final, según explicó.
Y los festejos continuaron este miércoles, ya que este mediodía
los jugadores compartieron un asado, antes de los trabajos
regenerativos programados para esta tarde.
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