Dos características indelebles adquirió la Copa América 2011 durante su primera semana de
competencia, una vinculada obviamente con la decepcionante labor de la Selección argentina y la otra relacionada con una serie de falencias en la organización que han obligado a montar en cólera a numerosos aficionados.
Los dos fiascos que protagonizó hasta el momento el conjunto nacional en el torneo, con su empate 1-1 en el debut frente a Bolivia y su posterior igualdad en cero ante Colombia, motivaron una insólita reacción del público el miércoles pasado en Santa Fe, donde el equipo se retiró de la cancha en medio de insultos y una ensordecedora silbatina.
De todas maneras, más allá de las penurias que acompañan la actividad de los dirigidos por Sergio Batista en el grupo A del certamen, la Copa América que se disputa en este país también ha sabido generar sus propios "indignados" a causa de las grietas que evidencia el torneo en su organización.
Si bien no se registran aquí -por ahora- las movilizaciones que sacudieron en las últimas semanas a distintos países de Europa, inspiradas en reclamos sociales, laborales y económicos en medio de un desencanto generalizado de sectores la sociedad hacia la clase política, en Argentina el estado de ánimo de los hinchas parece cada vez más caldeado.
Bronca, reproches y frases del estilo de, "Esto es una vergüenza" o directamente, "Esto es un quilombo", ya cuando la atmósfera se va poniendo espesa, suelen convertirse en el común
denominador de las horas de espera que tienen que soportar los aficionados para retirar las entradas de la Copa América que previamente compraron por internet.
Nacionales o extranjeros, ninguno de los hinchas logra entender por qué la empresa encargada de la venta y distribución de los boletos, Ticketek Argentina SA, montó un operativo tan engorroso para entregar a la gente las entradas, lo que provoca reclamos airados e incluso escaramuzas.
Ligeros disturbios se registraron por ejemplo el domingo pasado en las boleterías del club Estudiantes de La Plata, donde a las 15:45 había 200 metros de cola para retirar o comprar
boletos para asistir al partido entre Brasil y Venezuela, que comenzaba a las 16:00, en esa ciudad, según pudo comprobar un cronista de la agencia informativa Noticias Argentinas.
Similares problemas en Córdoba, donde la Selección nacional se presentará el lunes próximo enfrentando a Costa Rica, provocaron una intervención del Gobierno provincial, que envió una carta documento a la compañía Ticketek para que cumpla en tiempo y forma con los espectadores.
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Acciones legales
El propio mandatario Juan Schiaretti consideró que "fue una vergüenza lo que hizo la empresa" y expresó que "la gente se siente estafada" por las demoras en el canje de localidades que habían adquirido previamente por internet.
Las autoridades cordobesas no descartaron incluso la posibilidad de iniciar acciones legales contra Ticketek, cuyo desempeño se ubica al tope de las falencias del torneo que más
irritan al público en materia de organización.
El servicio de esta compañía ya había despertado severas críticas en ocasión del encuentro amistoso entre Argentina y el campeón del mundo España el año pasado, tanto por el ritmo
cansino de la entrega de boletos en el club Defensores de Belgrano como por una confusa designación de asientos en las plateas del estadio Monumental.
Ticketek volvió a quedar ahora en el centro de la polémica y los aficionados le reprochan, entre otras cuestiones, el escaso personal que atiende al público.
¡Ah!, pero eso sí, los barrabravas que integran el grupo de Hinchadas Unidas Argentinas (HUA) no parecen tener inconvenientes para conseguir boletos y poder asistir en gran
número a los encuentros de la Selección.
En las salas de prensa de los estadios también se escuchan quejas recurrentes, vinculadas con la distribución de los pases para los palcos y pupitres destinados a los periodistas, para la zona de entrevistas con los jugadores, la conferencia de prensa
y los estacionamientos."Estamos desbordados", suelen argumentar los integrantes del
Comité Organizador que se encargan de la atención a la prensa: una excusa que sugiere falta de previsión o incluso de capacidad para asumir el compromiso en el que están inmersos.
Para los periodistas acreditados, llegar en automóvil a los estadios también puede convertirse en una odisea, con personal de seguridad que brinda una indicación distinta en cada esquina,
y en caso de resignarse y dejar el vehículo a varias cuadras, convertirse en víctima de los "trapitos" parece inevitable, como sucede con cuanto hincha transite por allí.
Finalmente, en cuanto a la seguridad, en lo que va de la Copa América se registró un solo incidente medianamente serio hasta el momento, el choque (fuera del estadio) entre adolescentes mendocinos y simpatizantes chilenos este viernes antes del encuentro entre la selección trasandina y Uruguay.
De todos modos, llama la atención la celeridad con la que las fuerzas de seguridad se retiran de las canchas al término de los partidos y también sorprendió ver a numerosos chicos en el
estadio de Colón de Santa Fe recorriendo con absoluta libertad la tribuna de prensa en busca de comida y bebida al finalizar el duelo entre argentinos y colombianos.
Los jovencitos se llevaron numerosas viandas que personal de la organización local le había entregado a los periodistas antes del partido, entre otros "recuerdos". Ningún policía estaba allí para controlar la situación o evitar robos.
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