Los reclamos de cambio de esquema y de nombres se replicaron en los últimos días en todos los técnicos que, ante una competencia de esta magnitud, el equipo albiceleste tiene en cada rincón del país.
Que Tevez sí, que Tevez no, que para qué Di María, que por qué no lo sacamos a Messi, todas las variables posibles se manejaron, pero Sergio Batista no modificó su idea, los que cambiaron fueron los jugadores.
Ante un rival que le dejó más espacio que Bolivia o Colombia, "Fideo" Di María encontró su lugar, metió, corrió y hasta se dio el lujo de decorar la victoria, con su tercer gol en la era Batista.
Gago fue el creador de juego que "Checho" no había encontrado en Ever Banega; Mascherano volvió a ser el "5" todoterreno impasable y primordial en la presión sobre la salida rival; y Agüero se recibió de goleador cuando más se buscaba alguien que tomara ese rol.
Y Messi, frustrado tras los silbidos y las discusiones post Colombia en Santa Fe, recibió el apoyo que sus compañeros habían reclamado de la gente.
"Lio" recibió las tres primeras pelotas y las perdió, pero después se puso el equipo al hombro, metió dos exquisitas habilitaciones en el segundo y tercer tanto, pero no pudo conseguir su gol, que se le sigue negando al igual que en el Mundial de Sudáfrica.
El sábado en Santa Fe, Argentina tendrá una tarea más difícil aún que la de conseguir la primera victoria: reafirmar el trabajo efectuado este lunes.
Un cambio y una reacción a tiempo. "Checho" Batista se animó a modificar el sistema y la apuesta le resultó perfecta.
La Selección logró ante Costa Rica una goleada que permite volver a creer en el equipo.
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