COPA ARGENTINA 2011-2012

sábado, 2 de julio de 2011

Argentina y un cachetazo que debe servir para reaccionar

(Especial de NA, por Diego Provenzano) --Pasaron algunas horas ya del trago amargo que significó para la
Selección nacional el empate ante Bolivia en el debut en la Copa América 2011, con varios puntos de preocupación y un único objetivo para los próximos cuatro días: la reacción.
Así lo expresaron los pocos jugadores que hablaron con la prensa y el propio entrenador Sergio Batista, que para profundizar el cambio que busca en la mentalidad de juego de la Argentina tendrá que trabajar primero en lo anímico y más detalladamente en lo táctico.
Vale una aclaración: los futbolistas de la Selección argentina son humanos, tienen sentimientos, reacciones, personalidad y también días malos como el resto de los que habitan el planeta tierra.
Sin que sea un justificativo, pero sí un condicionante, esa es la base de la que hay que partir para el análisis del estreno ante Bolivia y para encontrar las respuestas a las varias preguntas de este cuestionario que se centra especialmente en la actitud y el camino que eligió Argentina ante el tempranero 0-1 de la visita en el segundo tiempo.
Porque en el primer tiempo, los dirigidos por Batista mostraron un funcionamiento que no disgustó, a pesar de la poca movilidad en el frente de ataque que provocó pocas situaciones de gol.
"Checho" no modificó su idea, plantó cuatro defensores con dos laterales bien definidos, Javier Mascherano clavado prácticamente entre los centrales Nico Burdisso y Gaby Milito, más Ever Banega y Esteban Cambiasso repartiéndose la mitad de cancha y la creación.
Lionel Messi arrancaba en los últimos treinta metros, sacándose de encima bolivianos y tratando de abrir el juego para Ezequiel Lavezzi y Carlos Tevez, que arrancaban bien abiertos por derecha y izquierda, respectivamente.
Bolivia estuvo mejor plantado en los primeros 25 minutos, no se complicó en defensa, revoleó la pelota para que Marcelo Moreno Martins se la arregle contra los centrales argentinos y hasta tuvo alguna situación tras encontrar mal parada a la defensa argentina, aunque no así a Sergio Romero, providencial en lo que sería el desarrollo del partido.
Mucha actitud y entrega en la marca, quizás abusando de las infracciones inteligentes -o también "tácticas"- para no quedar mal parado cuando Messi o Banega rompían la combativa línea de medios compuesta por Joselito Vaca, el doble cinco de Jaime Robles y Walter Flores, sumado al zurdo Jhasmany Campos.
El argentino Gustavo Quinteros, que en la previa había anticipado que con una concentración de 90 minutos su equipo podía llevarse un empate, plantó muy cerca del arquero Carlos Arias otra línea inamovible de cuatro defensores con Lorgio Álvarez, los Ronald (Raldes y Rivero) y Luis Gutiérrez.
En el último cuarto de hora del primer tiempo se vio la mejor versión de la Argentina. Javier Zanetti y Marcos Rojo se adelantaron para arrastrar las marcas de los volantes visitantes y
generaron el espacio para que Banega pudiera recibir detrás de los mediocampistas bolivianos.
El volante del Valencia español hacía rápido la transición para ubicar a Messi, que después de apilar rivales, abrió una vez para Tevez (definió al primer palo y contuvo Arias) y enseguida para Lavezzi, que se la devolvió a "Lio", éste le dio de derecha de primera y generó un rebote en el arquero boliviano que Cambiasso no pudo definir.
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Los cambios del segundo tiempo

Había incertidumbre en la Selección argentina, Batista refunfuñaba en el banco por las ocasiones perdidas y antes del final ya había mandado a calentar a Ángel Di María, que de
arranque en el complemento entró por Cambiasso, preservado luego de una molestia física en la misma región donde sufrió hace poco una lesión.
Menos de 120 segundos pasaron en el segundo tiempo hasta que Zanetti la sacó al córner, el zurdo Campos ejecutó al primer palo, Edivaldo Rojas le ganó a su marca -Lavezzi- y al encargado del vértice del área chica -Milito- para meter un tacazo venenoso, con rosca, que Banega parado junto al poste quiso parar y terminó mandando dentro del arco.
Desde ahí hasta el final, Argentina perdió la línea. Poco había hecho en esos 47 minutos y poco generó -desde el juego- en los siguientes 43.
Ahí empieza el verdadero análisis, porque los albicelestes erraron la idea y también la ejecución. Obligado, por el color de su camiseta y por el empuje de la gente, las individualidades empezaron a meter a Bolivia en su propio campo, del que en realidad nunca salió.
Messi ya estaba parado como enganche y los recuerdos del Mundial de Sudáfrica se venían una y otra vez cuando el rosarino recibía la pelota casi en el círculo central y toda la Argentina
esperaba alguna magia que le diera el empate.
Pero Lio no podía, no tenía en Banega -parado ahora como doble cinco con Mascherano- el socio que Batista se jactó de haber formado en las últimas semanas. Incluso perdió un balón por abusar de su habilidad en la mitad de cancha que terminó en el mano a mano que Martins no pudo definir ante Romero y que cambió el andar del partido.
Tevez desapareció, su actuación pedía cambio, pero Batista -tal como lo sufrieron otros técnicos de la Selección- no quiso pagar el costo deportivo de un cambio cuando debía ir a buscar un resultado.
Di María arrancó eléctrico y se apagó después de su primer jugada. Recién volvió a aparecer con el centro que se durmió en el pecho de Nico Burdisso para después romperle la red con una tremenda volea de Sergio Agüero -que ingresó por el atolondrado Lavezzi- al arquero Arias.
De ahí hasta el final, Argentina fue empuje, por obligación y el apoyo de su gente generó un par de situaciones para ganarlo, pero todas murieron en las manos del arquero boliviano.
A Batista le quedaba -y le quedó- un cambio con dos opciones claras: un nueve de área -Higuaín o Milito- para ir por afuera y terminar la jugada en el centro, o, con Banega apagado, meter un ladero para Messi como podría haber representado Javier Pastore.
Prefirió morir con su esquema.
A partir de la sobremesa tras la cena del viernes con su cuerpo técnico en Ezeiza, Batista empezó a analizar el partido y a pensar cómo solucionar esto.
Preguntas sobran, las respuestas están puertas adentro del predio de la AFA. En el Mundial de Sudáfrica, España -reflejo del estilo de "Checho"- perdió en el debut con Suiza, corrigió
errores, se tomó con mucha más seriedad los encuentros y fue campeón.
¿Podrá Batista volver a contagiar a la Selección?

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