COPA ARGENTINA 2011-2012

domingo, 26 de junio de 2011

Sin escalas, de la ilusión a la frustración

La ilusión de los hinchas de River se derrumbó como un castillo de naipes y todo pasó a ser
llanto, desolación y bronca en el estadio Monumental, escenario de otras jornadas gloriosas.
Nadie podía creer que el elenco de Nuñez se podía ir al descenso y se aferraban a dar vuelta el resultado.
Sin embargo, con el correr de los minutos y el empate del equipo cordobés el calor que podía vencer el día gélido se apagó con un baldazo de agua: el 1 a 1 de Guillermo Farré y el penal atajado de Juan Carlos Olave a Mariano Pavone.
La pintura de los rostros riverplatenses se corrió por el mar de lágrimas, mientras que otros no salían de su asombro por este día negro.
En un rincón, allá arriba, todo era celeste y los simpatizantes de Belgrano celebraban el ascenso, no cualquier ascenso, porque son conscientes que más allá de subir, para los registros del fútbol argentino quedará marcado que mandaron a River a la B Nacional. 
Desde temprano, familias enteras llegaron al Monumental con la ilusión de dar vuelta la derrota, de conseguir la ansiada ventaja de al menos 2-0 para dar vuelta la página y olvidarse de este mal trago.
Al grito de 'Dale River', el cotillón rojo y blanco se multiplicó por las adyacencias, mientras que del otro lado un puñado ruidoso de hinchas celestes llegaban muy confiados en cerrar el trámite iniciado el miércoles pasado.
Familias enteras llegaron -desde todo el país- para dar su apoyo en este tan difícil desafío y en la cancha respondieron como se había pedido: alentando sin parar.
Fue así que a los 5 minutos de juego explotaron con el gol de Pavone y todo era esperanza, porque la permanencia estaba a la vuelta de la esquina.
Todo era empuje, gritos e ilusión, pero en un minuto llegó el derrumbe, la desolación y la tristeza, con el empate de Belgrano y el posterior penal malogrado por el "Tanque" Pavone.
Más allá de alguna esperanza guardada en un rincón oculto del corazón, se veía venir el peor de los presagios futbolísticos a medida que transcurrían los minutos.
Cuando faltaban segundos para el final, una postal típica del fútbol argentino: los perdedores rompiendo objetos de la cancha para tirarlo contra jugadores propios y ajenos como si con
eso se pudiera arreglar algo.
Destrozos, violencia, heridos y detenidos decoraron un funesto panorama en Núñez. De un lado todo era bronca y llanto, del otro alegría y también lágrimas, de felicidad.
Los hinchas de River se dormirán pensando que todo fue una pesadilla y los de Belgrano que fue un lindo sueño. Mañana, al despertar, se darán cuenta que fue parte de la realidad.

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